Agradecemos a María Isabel,
amiga de la Comunidad Teatina de Sevilla
la generosidad de compartir su experiencia de fe en Turin.
"Cerco Il Tuo Volto, Signore-
Busco Tu Rostro, Señor"
Crónica de María Isabel Ríos Monje ( Sevilla )
Desde pequeña he tenido dos deseos grabados a fuego en el corazón: visitar Tierra Santa y ver la Sábana Santa de Turín. Ambas las he realizado y ambas me han dejado huellas indelebles. La Santa Sindone, ha sido tradicionalmente considerada el lienzo que cubrió el Cuerpo de Nuestro Señor en el sepulcro, y testigo excepcional de su Resurrección sobre el que deja su impronta y su Sangre. La coronación de espinas, la flagelación, las huellas de los clavos en muñecas y pies, las rodillas y hombros magullados, el pómulo derecho hinchado y hasta la herida del costado, se convierten en un especial mirador a los relatos evangélicos de la Pasión.
Pasé muchas horas (la reserva sólo permite tres minutos, pero también se puede venerar un poco más atrás todo el tiempo que se desee) en oración, meditando sobre Su Pasión, y sobre mi vida. Si en Cuaresma me había dado la oportunidad de venerar la corona de espinas, en tiempo Pascual nada menos que me había regalado la de orar ante la Sábana Santa. Reflexioné cuanto significaba Él en mi vida, que era el núcleo de mi existencia, y en definitiva que Él era mi Todo. Los días que pasé en Turín sentí Su cercanía y, como no, también Su Ayuda sobre todo cuando el retorno a casa se presentaba tormentoso por la nube volcánica, y que logré en tiempo record utilizando 10 trenes y dos taxis, pero con el corazón alegre, muy lleno, y en paz.
La imagen de la Sindone es la de un hombre muerto en el que, a pesar de sus múltiples heridas y hasta de su corazón abierto, veo más la imagen de Su Resurrección. ¡Cristo Resucitado y Resucitador, el motor de nuestra fe! Cerco il Tuo Volto, Signore. Lo he encontrado.
María Isabel Ríos Monje
(Sevilla)
NOTA:En uno de los trayectos recibí un mensaje de una religiosa teatina (excuso su nombre,
no me vaya a tirar de las orejas) para darme ánimo, recuerdo que le contesté agradecida pero diciéndole que no se preocupara, pues volvía con el corazón vivo y muy lleno de paz.
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