Ponencia pronunciada por
Darío Mollá, S.J. en el Arciprestazgo Torrent (Valencia)
el pasado 13 Octubre 2009
LA ESPIRITUALIDAD EN LA CRISIS
Quizá haya personas que se sorprendan por el título de esta reflexión. Creo que eso sólo puede suceder si se concibe la vida espiritual o la espiritualidad como algo que no tiene que ver con la vida cotidiana. O si se reduce la vida espiritual a la vida que llamamos “interior” o a la vida “de piedad”: éstos son aspectos de la vida espiritual, pero ésta es mucho más amplia… La vida espiritual cristiana es la totalidad de la vida cotidiana, en la plenitud y variedad de sus dimensiones, vivida y animada por el Espíritu de Jesús.
La espiritualidad nos habla de las actitudes, el talante, el modo de estar y situarnos en la vida… y, obviamente, algo tan grave como la crisis económica actual está llamado a interpelar, cuestionar y, seguramente, modificar ese modo nuestro de percibir, situarnos y actuar en la vida. Por lo que la crisis nos afecta a cada uno de nosotros, en lo personal o en lo familiar, y por lo que, por mínima solidaridad humana, nos afecta la situación y las dificultades de muchísimas personas, en ocasiones muy próximas a nuestra vida.
Así ha sucedido y sucede, en la historia y en la actualidad, con otros fenómenos sociales, políticos y/o culturales que han afectado a la espiritualidad cristiana, incluso dando origen a “espiritualidades nuevas”. Pensemos, por ejemplo, en el impacto del nazismo de mitad del siglo XX y la revolución espiritual que eso supuso para muchas personas como Dietrich Bonhoeffer, María Skobtsov o Etty Hillesum… por citar sólo algunos nombres; la explotación obrera también en el siglo XX y la espiritualidad del movimiento de la Misión Obrera en Europa y de personas como Egide van Broeckhoven; la conciencia de la situación de empobrecimiento masivo en América y las espiritualidades de la liberación; la convivencia con las grandes religiones asiáticas y la espiritualidad del diálogo interreligioso…
Voy a hablar, pues, de cómo la crisis económica que estamos padeciendo afecta a nuestra espiritualidad cristiana, cómo la golpea, cómo la interpela o cuestiona y qué preguntas y llamadas le hace, cómo puede llegar a cambiarla… Me sitúo esta tarde en el plano de las personas individuales y de las actitudes, talante, tomas de postura de los individuos; no en el plano de lo colectivo. Tampoco me sitúo en el ámbito de la acción o acciones concretas a llevar a la práctica, sino en el previo a ellas. Ambas dimensiones, la colectiva y la de la acción serán abordadas en las conferencias de mañana y pasado. Ni que decir tiene que doy por supuesto que la crisis económica nos invita al ejercicio más pleno, más purificado y más creativo de la solidaridad.
Haré mi planteamiento en forma de cuatro propuestas para nuestra espiritualidad.
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