30 de mayo de 2010

Más allá de las ideas, el amor



" Sea el AMOR 
vuestra única norma de VIDA..."
( Úrsula Benincasa )

Artículo de Fernando Torres Pérez, CMF 
en la Solemnidad de la Santísima Trinidad

 Dice Pablo en la lectura de la carta a los romanos de este domingo que “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Por eso estamos dotados de una esperanza capaz de vencer todas las tribulaciones y todos los obstáculos que se nos pongan por delante. ¡Por formidables que sean! Porque en el fondo de nuestros corazones estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. ¿Qué más queremos?
      Ser cristiano, seguir a Jesús es algo más que tener las ideas claras sobre lo que hay que creer. Tiene relativamente poco que ver con conocer bien el catecismo. Mucho menos es esencial haber leído muchos libros de teología o haber seguido cursos especializados. Todo eso puede estar bien pero no es más que el adorno del pastel. Muchos hombres y mujeres han seguido a Jesús sin hacer nada de eso. 
      Tampoco tiene que ver con un sentimiento tal y como se entiende demasiadas veces en la cultura actual: algo tan superficial que puede cambiar de un momento para otro, que se ve afectado por cualquier circunstancia, que no tiene hondura en la persona. 

Una profunda experiencia de amor
      Más bien seguir a Jesús hunde sus raíces en una profunda experiencia que se identifica con la frase de Pablo con la que he comenzado este comentario: experimentar, sentir, comprender, percibir, reconocer que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. Ahí está la clave. Esa profunda experiencia no brota de un día para otro. Es un proceso, un sedimento, un convencimiento íntimo que lleva su tiempo y que va transformando a la persona desde dentro. Se puede seguir teniendo la misma profesión. Se pueden seguir haciendo las mismas cosas. Pero la persona va cambiando y se va ajustando al “amor de Dios”, se va haciendo “amor”. Se ve invadida por la misericordia, la justicia, la reconciliación.

      Recuerdo ahora que a poco de ordenarme fui destinado unos años a Brasil. Allí me encontré con una cultura diferente. Incluso con un estilo de vida diferente. Hasta los alimentos que se ponían a diario sobre la mesa habían cambiado. Hubo una fruta que me sorprendió por su forma, por su sabor, por su textura. Tanto me sorprendió que durante el primer año apenas fui capaz de probar una o dos veces la papaya. El segundo año ya me fue gustando más. Y para el tercer año me di cuenta de que era algo exquisito, que desgraciadamente en mi país de origen no teníamos y que tenía que aprovechar aquella oportunidad que me daba estar en Brasil. 
 La Trinidad, misterio de amor
      De la misma manera es como vamos gustando poco a poco el amor de Dios que se ha derramado en nuestros corazones. Ese amor es el Espíritu Santo que se nos mete adentro, hasta nuestras entrañas y nos hace descubrir en Jesús al Hijo y el enviado del Padre. Ese mismo Espíritu es el que nos hace clamar “Abbá, Padre” y reconocernos como hijos e hijas en el Hijo. La Trinidad es, debería ser, más que un dogma teológico una experiencia vivida en el corazón. Más que un conocimiento intelectual, una actitud vital que nos lleva a vivir con nuestros hermanos y hermanas, con la creación, con nosotros mismos, esa historia de amor, paz, perdón, reconciliación, esperanza, que es la historia de Dios con la humanidad. 

      Hay que ponerse a tiro para llegar a experimentar así a Dios. Necesitamos encontrarnos con testigos auténticos que nos enseñen con su vida. Necesitamos ser testigos auténticos para los que nos rodean. No se trata de leer libros. Se trata de vivir, de esforzarnos por contemplar este mundo, nuestra historia, los cercanos y los lejanos, con los mismos ojos que Dios contempla todo. Se trata de actuar como Dios actúa: como el que derrama amor, como el que crea esperanza, como el que salva, como el que es Padre que invita a todos a participar en la misma mesa. 
      Poco a poco se nos irán abriendo los ojos, la mente y el corazón. Descubriremos qué admirable es el nombre de Dios en toda la tierra, como lo expresa León Felipe, un gran poeta:
Señor, yo te amo / porque juegas limpio; / sin trampas –sin milagros–; / porque dejas que salga, / paso a paso, / sin trucos –sin utopías–, / carta a carta, / sin cambios, / tu formidable solitario. 
      Un solitario que no es más que una historia de amor entre Dios y la humanidad, una historia de vida regalada. Comprender y vivir eso es entender de verdad de la Trinidad. 

PUBLICADO EN www.ciudadredonda.org


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22 de mayo de 2010

Pentecostés 2010


PENTECOSTÉS: 
LA GRAN FIESTA DE LA COMUNIÓN ECLESIAL


IVICON.- El presidente de la Confer, Elías Royón, ha publicado un mensaje con motivo de la festividad dePentecostés que se celebra el próximo domingo, 23 de mayo. En el mensaje,  se destaca la importancia de esta fiesta en la Iglesia, como fuente y revelación de su comunión.
Además, hace un llamamiento a la vida religiosa para, desde el don recibido, robustecer y profundizar las mutuas relaciones con nuestros Pastores y con otros grupos y movimientos eclesiales.
PARA LEER LA CARTA COMPLETA DE ELÍAS ROYÓN HAZ CLIC AQUÍ




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19 de mayo de 2010

Vas de camino...


" Amad a Nuestra Señora. 
Respetadla y sedle agradecidas..."
( Ven. Madre Úrsula )


Es hora de Pentecostés, hora de Espíritu. 
Sé que los apóstoles te circundan, aunque no los vea. 
¿No llevas a Jesús? Está en la esperanza: 
Pronto nos enviará su Espíritu. 
Qué espontánea figura y celestial belleza, a la vez. 
Yo te saludo, María. Dios te salve, Madre. 
Me basta con el cielo de tu gracia. 
Cuelgo mis ojos en ti, Mujer de tanta fe.

Contemplo el oleaje azul de tu vestido, 
-azul azul, azul-como el mar de tus bondades, 
como el cielo donde habitas. 
Vas de camino, peregrina, misionera, ligera de equipaje, 
Camino del cielo y de la tierra, con tu mano derecha, 
en vuelo, marcando el paso. 
Con los pies descalzos, tocando la tierra, 
sabiendo de aguas, de arena, de aire. 
Ven con nosotros a caminar 
Y, con la mano izquierda, aupando el corazón. 
¡¡Eres toda corazón!

Tanto amor ha desbordado tus entrañas puras, 
y sale el corazón a toda vela. 
Danos un corazón grande para amar, 
sé la madre de los que tienen un corazón de oro.

la luz del Espíritu da vueltas a tu corazón, 
¡Oh llama, siempre viva! 
Como el sol llena la aurora, tu corazón llena la Iglesia.

Miro tus ojos, claros, serenos, misericordiosos, 
Con la mirada abierta, abierta a todo. 
Eres Madre del Verbo, de la Palabra, 
Aun en tus labios cerrados, hechos al silencio...

diciéndolo todo. No llevas corona. 
¿Para qué? Virgen María, Madre con corazón, 
¿Verdad que tú también nos miras?

( AUTOR: Conrado Bueno, cmf.)




Publicado en CIUDAD REDONDA 


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13 de mayo de 2010

Estamos al servicio de María...

" Estamos al servicio de María y habitamos en su casa,
sea, pues, santa nuestra vida..."
( Venerable Madre Úrsula )




VISITA AL SANTUARIO DE FÁTIMA


HOMILÍA DE SU SANTIDAD 




SOR LUCÍA DE FÁTIMA


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Busco Tu Rostro, Señor

Agradecemos a María Isabel, 
amiga de la Comunidad Teatina de Sevilla
la generosidad de compartir su experiencia de fe en Turin. 

"Cerco Il Tuo Volto, Signore-
 Busco Tu Rostro, Señor"
Crónica de María Isabel Ríos Monje ( Sevilla )





Desde pequeña he tenido dos deseos grabados a fuego en el corazón: visitar Tierra Santa y ver la Sábana Santa de Turín. Ambas las he realizado y ambas me han dejado huellas indelebles. La Santa Sindone, ha sido tradicionalmente considerada el lienzo que cubrió el Cuerpo de Nuestro Señor en el sepulcro, y testigo excepcional de su Resurrección sobre el que deja su impronta y su Sangre. La coronación de espinas, la flagelación, las huellas de los clavos en muñecas y pies, las rodillas y hombros magullados, el pómulo derecho hinchado y hasta la herida del costado, se convierten en un especial mirador a los relatos evangélicos de la Pasión.

Pasé muchas horas (la reserva sólo permite tres minutos, pero también se puede venerar un poco más atrás todo el tiempo que se desee) en oración, meditando sobre Su Pasión, y sobre mi vida. Si en Cuaresma me había dado la oportunidad de venerar la corona de espinas, en tiempo Pascual nada menos que me había regalado la de orar ante la Sábana Santa. Reflexioné cuanto significaba Él en mi vida, que era el núcleo de mi existencia, y en definitiva que Él era mi Todo. Los días que pasé en Turín sentí Su cercanía y, como no, también Su Ayuda sobre todo cuando el retorno a casa se presentaba tormentoso por la nube volcánica, y que logré en tiempo record utilizando 10 trenes y dos taxis, pero con el corazón alegre, muy lleno, y en paz.



La imagen de la Sindone es la de un hombre muerto en el que, a pesar de sus múltiples heridas y hasta de su corazón abierto, veo más la imagen de Su Resurrección. ¡Cristo Resucitado y Resucitador, el motor de nuestra fe! Cerco il Tuo Volto, Signore. Lo he encontrado.
María Isabel Ríos Monje
(Sevilla)









NOTA:En uno de los trayectos recibí un mensaje de una religiosa teatina (excuso su nombre,
no me vaya a tirar de las orejas) para darme ánimo, recuerdo que le contesté agradecida pero diciéndole que no se preocupara, pues volvía con el corazón vivo y muy lleno de paz.

10 de mayo de 2010

Preguntas y más preguntas...


¿ Habrá que decir basta...?

( artículo publicado en el blog de José Cristo Rey García Paredes: ECOLOGIA DEL ESPÍRITU )

Estamos en la cultura de las preguntas, los cuestionarios, las encuestas de opinión, los tests. A lo largo de nuestra vida nos vemos confrontados, en una ocasión u otra con preguntas a las que hemos de responder: a veces de repente, otras escarbando en la propia memoria, otras imaginando el futuro o dándole cuerpo a los sueños o a los miedos y desgracias…

Aunque uno es libre de responder o no a las preguntas, la verdad es que uno siente como una especie de imperativo interiorizado -al que no es fácil oponerse-; de ahí la sensación de un cierto acoso de interrogatorios, preguntas, cuestiones. Este acoso puede ser incluso sentido como un acoso a la intimidad, a los sentimientos más serios de la propia vida. Es verdad que el anonimato o la respuesta grupal quieren proteger la privacidad, pero uno se pregunta: ¿no nos estaremos extralimitando?
En medio de este contexto también nosotros, en la vida eclesial o religiosa, nos vemos frecuentemente interpelados por cuestionarios, preguntas, nos sentimos casi obligados a expresar nuestra opinión, nuestra vivencia, nuestra forma de pensar y actuar. Las baterías de preguntas no cesan. No importan la edad: tanto si eres joven, como de edad media, como de tercera edad. Se te preguntará cómo es tu experiencia de Dios, qué dificultades encuentras en tu vida espiritual, cuál es tu vivencia eucarística, qué bloqueos sientes ante la obediencia…. y otras cuestiones por el estilo. Luego se nos pide que respondamos a ello individual y comunitariamente.
Creo que estamos llegando a la obesidad del sistema. Se elaboran los documentos a base de preguntas, so capa de pedir la colaboración de todos. El sistema se vuelve agobiante. La falta de liderazgo de quienes debieran tener visión, la falta de sabiduría, la carencia de tiempos serios de reflexión, meditación y discerniento, nos lleva al imperio de lo obvio, al cumplimiento de ciertos objetivos sin someterlos a un serio examen de calidad. ¡Eso es lo que ustedes han dicho!, se dirá.
Pero entremos un poco en la cuestión. Hacer una pregunta puede ser una forma de encorsetar el pensamiento. Una pregunta puede bloquear la emergencia de auto-preguntas, de pensamientos más espontáneos y creativos. La pregunta puede asemejarse al capote rojo que el torero tiende al toro para que embista, pero que le ofusca ante el campo de visión de la plaza. Una pregunta nunca es inocente: es una forma de atraer la atención y de distraer. Las preguntas pueden convertirse en un “arma de distracción masiva”.
La pregunta puede convertirse también en una forma de control. Podríamos llegar a convertirnos para quienes nos formulan preguntas y cuestionarios en personas-respuesta. Suele ocurrir: no se le pueden hacer preguntas a quienes nos las hace. Ellos o ellas tienen el derecho de hacerlas: los demás de responderlas. Sin quererlo, quien pregunta se sitúa en un nivel superior. Se cree en el derecho de hacerlo y, probablemente, piense en que esa es la forma de hacer el bien. Pero no hay ordinariamente equidad entre quien tiene el derecho de preguntar y quien tiene el deber de responder. Quienes preguntan controlan a quienes responden. Es ésta la forma más sutil de control. Las bases de datos se van llenando con los datos aportados por quienes responden. Hoy estamos super-controlados en internet, en telefonía, en imágenes procedentes del espacio. Estamos en la sociedad del control, en aquella sociedad en la cual la intimidad, la privacidad, no es adecuadamente respetada.
questions
Antes, los maestros de vida espiritual nos aconsejaba llevar el examen particular, antes de la confesión nos pedían hacer examen de conciencia y nos facilitaban largos cuestionarios para responder y preparar la autoacusación, cada eucaristía había de iniciarse con un examen de conciencia y el día había de concluir con otro examen de conciencia. Luego en la teología de las postrimerías se hablaban del juicio particular y finalmente del juicio universal. Hubo un tiempo en que se pensó que semejantes métodos eran obsoletos y que había que entender al ser humano de forma más totalizante, más compleja, menos reductible a unas cuantas preguntas. Pero, cuál no fue mi sorpresa, al descubrir que los antiguos formularios para el examen particular, eran re-utilizados por algunos psicólogos para ir controlando la evolución de sus pacientes. Y cuál no sigue siendo mi sorpresa al ver esa forma usual, sutíl, de mantenernos en dependencia, controlados, que son las múltiples preguntas a las que hemos de responder en un momento u otro.
¿No hay otra forma de hacer las cosas? El asunto no se resuelve cambiando las preguntas en órdenes. También de esto tenemos una experiencia fatal. El asunto se resuelve, probablemente, generando contexto de alianza, es decir, de mutuo aprecio, mutua valoración, de diálogo. Y para ello hay que reconocer a otros, a los que no dirigen el derecho también a preguntar, a cuestionar. En el auténtico diálogo -no digo debate, ni lucha dialéctica- todos entran en la ecología de la pregunta y la respuesta, nadie controla a nadie, nadie se erige sobre nadie.
Finalmente, llega el momento en el cual hemos de confiar en la aparición de respuestas gratuitas, inmotivadas, a cuestiones que desde hace tiempo nos desafían. Hay que olvidarse del pelagianismo de las preguntas, para entrar en el diálogo de libertades, en el diálogo de los silencios, en la espera de la Gracia. Si soportamos el silencio,  probablemente descubriremos aquello que demasiados cuestionarios acaban por enterrar.
Cuando al final de un documento o de un texto se hacen preguntas, es posiuble que se considere al lector como alguien que está en un nivel inferior y necesita ser ayudado pedagógicamente. La pregunta la hace un superior a un inferior, un dominador a un dominado, un investigador a un investigado...


JOSE CRISTO REY GARCÍA PAREDES, CMF.

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9 de mayo de 2010

AMAR SIN EGOS Y SIN APEGOS...

" Sea el AMOR vuestra norma de VIDA..."
(Madre Úrsula)

La autoridad sin AMOR se vuelve tiranía.
El trabajo sin AMOR se vuelve esclavitud.
La amistad sin AMOR se vuelve engaño.
La oración sin AMOR se vuelve hipocresía.
El matrimonio sin AMOR se vuelve convivencia.
La limosna sin AMOR se vuelve asistencialismo.
El hogar sin AMOR se vuelve hotel.
La comunidad sin AMOR se vuelve asociación.
La educación sin AMOR se vuelve instrucción.
La justicia sin AMOR se vuelve rigorismo.
El éxito sin AMOR se vuelve arrogancia.
La obediencia sin AMOR se vuelve legalismo.
La fe sin AMOR se vuelve fanatismo.
La esperanza sin AMOR se vuelve utopía.
La riqueza sin AMOR se vuelve avaricia.
La política sin AMOR se vuelve corrupción.
La vida sin AMOR se vuelve algo sin sentido...

Gergorio Iriarte, omi

Publicado en Vida Religiosa
abril 2010


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8 de mayo de 2010

MI PAZ OS DEJO....


" Hijas mías, el Señor es Rey de Paz
y no descansa en un alma turbada ni enemistada con el prójimo..." 
 (ÚRSULA BENINCASA)


LA PAZ EN LA IGLESIA


En el evangelio de Juan podemos leer un conjunto de discursos en los que Jesús se va despidiendo de sus discípulos. Los comentaristas lo llaman "El Discurso de despedida". En él se respira una atmósfera muy especial: los discípulos tienen miedo a quedarse sin su Maestro; Jesús, por su parte, les insiste en que, a pesar de su partida, nunca sentirán su ausencia.

Hasta cinco veces les repite que podrán contar con «el Espíritu Santo».Él los defenderá, pues los mantendrá fieles a su mensaje y a su proyecto. Por eso lo llama «Espíritu de la verdad». En un momento determinado, Jesús les explica mejor cuál será su quehacer: «El Defensor, el Espíritu Santo... será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho». Este Espíritu será la memoria viva de Jesús.

El horizonte que ofrece a sus discípulos es grandioso. De Jesús nacerá un gran movimiento espiritual de discípulos y discípulas que le seguirán defendidos por el Espíritu Santo. Se mantendrán en su verdad, pues ese Espíritu les irá enseñando todo lo que Jesús les ha ido comunicando por los caminos de Galilea. Él los defenderá en el futuro de la turbación y de la cobardía.

Jesús desea que capten bien lo que significará para ellos el Espíritu de la verdad y Defensor de su comunidad: «Os estoy dejando la paz; os estoy dando la paz». No sólo les desea la paz. Les regala su paz. Si viven guiados por el Espíritu, recordando y guardando sus palabras, conocerán la paz.

No es una paz cualquiera. Es su paz. Por eso les dice: «No os la doy yo como la da el mundo». La paz de Jesús no se construye con estrategias inspiradas en la mentira o en la injusticia, sino actuando con el Espíritu de la verdad. Han de reafirmarse en él: «Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde».

En estos tiempos difíciles de desprestigio y turbación que estamos sufriendo en la Iglesia, sería un grave error pretender ahora defender nuestra credibilidad y autoridad moral actuando sin el Espíritu de la verdad prometido por Jesús. El miedo seguirá penetrando en el cristianismo si buscamos asentar nuestra seguridad y nuestra paz alejándonos del camino trazado por él.

Cuando en la Iglesia se pierde la paz, no es posible recuperarla de cualquier manera ni sirve cualquier estrategia. Con el corazón lleno de resentimiento y ceguera no es posible introducir la paz de Jesús. Es necesario convertirnos humildemente a su verdad, movilizar todas nuestras fuerzas para desandar caminos equivocados, y dejarnos guiar por el Espíritu que animó la vida entera de Jesús.


José Antonio Pagola
Publicado en www.feadulta.com 



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Felicidades...

" Estamos al servicio de María,
sea, pues, santa nuestra vida..."
( Ven. Madre Úrsula )

En el día de NUESTRA SEÑORA DE LA PUREZA, 
patrona de los Clérigos Regulares (Teatinos)
queremos compartir con los lectores del blog
la felicitación que nos ha llegado desde México.

Nuestro agradecimiento y plegaria
ante nuestra Madre...



Para saber más sobre esta advocación, adjuntamos una breve nota publicada en www.mundo.teatinos.org:


"Hoy los Teatinos festejamos a nuestra Patrona,Madonna della Purità, Santa María de la Puridad, laMater Purissima de las letanías lauretanas, la imagen pintada por Luis Morales, “el Divino”, y ofrecida por el Reverendo Don Diego Bernaldo de Mendoza, en 1641, al venerable Giuseppe Caracciolo, de la iglesia y casa teatina de San Pablo en Nápoles, de la cual fue proclamada Patrona, cinco años después, el 7 de septiembre de 1646.
Una copia de la espléndida imagen mariana fue enviada, este mismo año de 1646, por Don Diego Bernaldo de Mendoza, al entonces Prepósito General de la Orden, Reverendísimo Padre Gregorio Carafa, quien, a sus expensas, mandó colocarla en la hoy Basílica de San Andrés della Valle. La capilla, entonces dedicada a la Sagrada Familia, quedó así, desde el 1º de febrero de 1647, intitulada a Nuestra Señora de la Pureza.
El Capítulo General de la Orden, celebrado en San Silvestre del Quirinal de Roma este mismo año de 1647, la proclamó Patrona de la Orden. Tres años después, el Capítulo General de 1650, ordena que su fiesta se celebre en toda la Orden el 2 de febrero en coincidencia con la memoria de la Candelaria o Purificación de María, a los 40 días de su parto virginal. No fue así, en cambio, en San Pablo el Mayor de Nápoles, donde continuó a celebrarse, anualmente, el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de María y aniversario del traslado de la efigie desde la casa particular de Don Diego Bernaldo de Mendoza hasta la más venerable de las basílicas teatinas en el mundo.
Pasaron muchos años y mucho se difundió también el culto a la Madonna della Purità, Santa María de la Puridad. Su fiesta figuraba en los Misales anteriores al Concilio Vaticano II el 16 de octubre. Y, con el Concilio, se nos pidió festejarla el 8 de mayo, dentro la Pentecostés Pascual, como atestigua el Misal Propio de los Teatinos, aprobado después de Vaticano II.


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4 de mayo de 2010

Nuestra Señora de la Fidelidad


" Amad a Nuestra Señora, respetadla y sedle agradecidas..." (M.Úrsula) 


Fernando Sebastián, cmf (Publicado en el sitio www.ciudadredonda.org)
    Con frecuencia ocurre que tenemos una visión corta, demasiado simplista, de las cosas de nuestra fe y de nuestra religión. Conservamos, demasiado cómodamente, nuestras ideas de la infancia y con ellas vivimos, porque despiertan en nosotros mucho afecto, mucha confianza. y este mismo excesivo simplismo nos ocurre también al formamos una idea de la vida de la Virgen María. La vemos tan santa, tan hermosa, tan radiante, que no pensamos que la Virgen tuvo también su itinerario de fe. Ella tuvo que superar dificultades, y esforzarse, y responder, cada día, a llamadas más exigentes de Dios. Pensar así, nos la hace más cercana, más real, más verdadera, más estimulante para nosotros. 

María, mujer creyente

    El Concilio Vaticano II nos habla del itinerario del la fe y de la vida espiritual de la Virgen María. Ciertamente la Virgen no tuvo que crecer en santidad. Era santa, plenamente santa, desde el principio; pero sí que su santidad, su manera de ser santa, tuvo que crecer en complejidad, en clarificación, en descubrimientos que le exigían nuevos esfuerzos en el mantenimiento de aquella promesa inicial que le guió toda su vida: 

    "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Ella es la primera discípula de Jesús. Podemos decir que es la primera santa, la totalmente santa del Nuevo Testamento, de la Iglesia de Jesús. 

    No tiene nada de particular que encontrara cosas nuevas. Su corazón estaba pegado amorosamente, dócilmente, absolutamente pegado y plegado al corazón y la vida de su hijo. Pero la sorprendió cuando le dice llena de amor: "Pero, hijo, ¿por qué has hecho esas cosas? Tu padre y yo te hemos estado buscando" y Jesús responde: 

    "Yo tengo que ocuparme en las cosas de mi Padre". Con lo cual, la Virgen amorosamente recibe una lección: tienes que ponerte en tu sitio; eres mi madre, pero yo tengo que obedecer a la misión que he recibido de mi Padre. ¿Quién podría escuchar mejor los latidos de la Palabra de Dios, que es Jesús, que su propia Madre? 

    La Virgen María vivía rodeada de gente, de parientes que no creían en Jesús, que pensaban que estaba desvariando, que llegaron a salir para ver de recogerlo y traérselo a casa porque se avergonzaban de él, pensaban que había perdido la razón, que estaba loco. Cuánto sufriría la Virgen al oír estos comentarios en su propia familia. Es más, arrastrada por las leyes de las familias, tuvo que ir con ellos, y así el recado que le mandan a Jesús es: "Tu madre y tus hermanos, tus parientes, te buscan". 

    No lo tuvo fácil la Virgen María para crecer en su fidelidad, sobrepasando todos los obstáculos de la vida real. Estaba llena del Espíritu Santo, estaba llena de amor. Por eso podemos ver reflejada la vida de la Virgen en ese capítulo maravilloso de los Evangelios que se llama el Sermón de la Montaña. 

Y, por eso, mujer bienaventurada

    Bienaventurados los pobres, bienaventurados los que buscan la justicia, bienaventurados los misericordiosos, bienaventurados los perseguidos. ¿Quién mejor que Jesús está cumpliendo estas bienaventuranzas, feliz, dichoso, en medio de todas estas circunstancias? Y, en segundo lugar, la Virgen María. 

    Bienaventurada la Virgen María por ser pobre de espíritu. Los pobres de espíritu, los pobres del evangelio, no son simplemente los pobres económicos sino que son los pobres de corazón. Para ser pobre de espíritu hay que ser pobre, saberse pobre y aceptarse pobre. El que es pobre de espíritu es pobre también de bienes materiales. El que es pobre de bienes materiales no siempre es pobre de espíritu; puede ser ambicioso, rencoroso, muchas cosas. Bienaventurada la Virgen María, por ser pobre de espíritu y poner su confianza total en Dios 

    Bienaventurada la Virgen María por tener hambre y sed de justicia. Pero no la justicia humana, que reparten los tribunales, sino la justicia de Dios. Hambre y sed de la justicia del corazón que nos viene de Dios, que nos hace justos y nos hace actuar justamente en la vida privada y en la vida pública. Bienaventurada la Virgen María porque tenía hambre y sed de esta justicia: para ella, para su pueblo, para el mundo entero. 

    Bienaventurada la Virgen María porque era misericordiosa, buscaba la paz, porque tuvo que sufrir las persecuciones que padecía su propio hijo. Y esta Virgen bienaventurada es la primicia de la Iglesia, es la iniciadora de la Iglesia, es el corazón de la Iglesia, el prestigio de la Iglesia. Ella, además de hacer nacer a Jesús, en su propia vida ha hecho nacer la Iglesia de Jesús, la nueva manera de ser persona, a partir de los ejemplos de Jesús. Por eso es maestra y madre. 

Dos peligros al acecho

    Ante esta maravilla de la santidad de la Virgen María, dos peligros tenemos: uno, el de la inseguridad. Hay muchos cristianos que siguen siendo cristianos "por si acaso", pero su fe, por dentro, se ha roto. Nuestra fe cristiana ha de ser una fe sin vuelta de hoja, sin discusión, a muerte, sin dudas, sin condescendencias. Sólo esa fe hace justicia a la bondad de Dios con nosotros. No importa que nos vengan dudas. Nuestras dudas no tienen importancia, lo que tiene importancia es decir: yo, en mi vida, siempre al lado de nuestro Señor Jesucristo, de la Iglesia de Jesús, de la ley santa de Dios, de la esperanza de la vida eterna. 

    Segundo: la increencia. Como lo que se lleva es presumir de agnóstico, pues yo me paso también al bando de los agnósticos. Ha habido muchos cristianos, que, tristemente, han desertado de la Iglesia. Tenemos que hacer el compromiso más firme de ser totalmente fieles, como la Virgen María, a nuestro Señor Jesucristo; en los tiempos de brillantez y en los tiempos de oscuridad; yen los tiempos de oscuridad, con más razón. 

    Digan lo que digan, con nuestra vida personal, con la vida de las familias, con la generosidad, con la misericordia, con el esplendor de la vida cristiana bien vivida, tenemos que demostrar que la verdad, que la esperanza, la bienaventuranza y la felicidad verdadera del corazón están en el reconocimiento y en la adoración de Dios que es nuestro Padre. ¿Quién puede inventar una humanidad mejor que la que ha inventado Dios, tal como nos la ha manifestado en Jesús y en la Virgen María? 

    La fórmula que yo os recomiendo es leer con los ojos, como si estuviera la Virgen María sentada a vuestro lado -como hacía nuestra madre, cuando éramos pequeños enseñándonos a leer con ella las Bienaventuranzas, para ver la hermosura que destilan esas palabras de Jesús: la piedad, la confianza en Dios, la oración, la religión verdadera del corazón, el amor al prójimo, el perdón, la misericordia. Esto es aprender con María, creer con María, rezar con María, asomarnos con María a los misterios de la vida de Jesús, vivir con María nuestra fe cristiana, pasar de un cristianismo en retirada a un cristianismo de presencia, de confesión, de testimonio, de aspiraciones, de entusiasmo, de santidad, de diligencia, de entrega hasta la Última gota de nuestra sangre, la Última fuerza de nuestras energías. 

    Hay que avivar las brasas para brillar más en nuestro mundo, para despertar la inquietud, para atraer a la gente de buena voluntad al reconocimiento de nuestro Señor Jesucristo, de manos de la Virgen. No nos faltará su ayuda y su bendición.

3 de mayo de 2010

María, Madre y Maestra...



Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
María, eres mi madre y mi maestra
Meditaciones mes de Mayo. Es María Santísima quien me abre la puerta del Corazón de Jesús, quien me enseña a amarlo.
 
¡Oh, María, no sólo eres mi madre, sino también mi maestra, y quiero ser una obra maestra en tus manos! Alfarera divina, estoy ante ti como un cantarillo roto, pero con mi mismo barro puedes hacer otro a tu gusto. ¡Hazlo! Toma mi barro, el barro de mis dificultades, de mis problemas, de mis defectos, de mis pecados. Toma ese barro, ese barro que se ha deshecho tantas veces por obra de Satanás, del mundo, de las tentaciones, de la carne, y construye otro cantarillo nuevo, mejor que el del principio. Quiero ser santo en tu escuela, María; quiero ser un gran sacerdote en tu escuela, quiero ser un gran apóstol en tu escuela, María de Nazaret.

Quiero, en la escuela de María de Nazaret, aprender el arte de vivir. Maestra, sobre todo, del amor a Jesús. Si en algo ella ha sido maestra, ha sido en el amor. Por eso, si es el amor el que nos va a salvar, el único que nos va a salvar, nos importa ir a esa escuela donde hay una maestra sublime, excelsa, en el arte, precisamente, de amar. Ninguna criatura ha amado tanto, y tan bien como María, a Dios. Ninguna criatura ha amado y ama a los hombres como Ella, porque es su Madre. Por tanto, Ella es la persona que mejor nos puede enseñar a nosotros a amar.

Se es fiel, sólo por amor. Se es auténticamente feliz, sólo en el amor. Se es idéntico, sólo amando. Si esto es verdad, la gran fuerza, la única fuerza, capaz de arrancarnos de nuestro egoísmo y lanzarnos hacia Dios y hacia nuestros hermanos, es el amor. Pues bien, María de Nazaret tiene una escuela de amor. Es una maestra insigne, y a nosotros, sus hijos predilectos, nadie mejor que Ella nos puede enseñar el amor.

María, se ha dicho, es el camino más corto y más hermoso para llegar a Jesús. El camino más fácil para conocer al Hijo es el corazón de su Madre. Yo tendré un santo orgullo en decir que fue María Santísima quien me abrió la puerta del Corazón de Jesús. Quien me enseñó a amarlo.

Decía San Pablo, también, "¿Quién me arrancará del amor a Cristo?" Yo quiero decir lo mismo, pero añadir también estas palabras: “¿Quién me arrancará del amor a mi Madre?.” Un santo decía:” "Creo en mi nada unida a Cristo". Yo también quiero decirlo: “Creo en mi nada unida a Cristo.” Pero también quiero decir: "creo en mi nada unida a María Santísima".

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1 de mayo de 2010

A media mañana

“Tened por perdidos los momentos que paséis sin pensar en Dios...
guardad siempre su Presencia..."( Ven. Úrsula Benincasa )

"Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.Jesús les dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor.” (Jn 21, 4.12)

Los textos evangélicos no precisan a qué hora se encontró Jesús con los discípulos en el Cenáculo, ni con las mujeres a la vuelta del sepulcro, ni la hora del almuerzo en Tiberiades. Pero si calculamos las acciones que describe el Evangelio, desde que María Magdalena y otras mujeres van al sepulcro, vuelven al Cenáculo, y retornan al sepulcro, momento en el que María abraza los pies del Maestro; si, de igual modo, hacemos cuenta de cuando aparece Jesús a la orilla del Mar de Galilea, orienta a los apóstoles para que echen la red a la derecha, arrastran la red llena de peces, preparan el almuerzo y, a invitación de Jesús, comen el pescado y el pan, tendremos que concluir que estos acontecimientos sucedieron entrada ya la mañana.

La expresión “día nuevo”, “día octavo”, “último día”, se aplica sin duda al día de Pascua, al día de la Resurrección de Cristo, al dominio sobre la muerte. Las profecías tienen cumplimiento, “algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis?” Jesucristo, con su claridad, ilumina todo el día, y si cabe mayor luz, es entrada la mañana cuando resplandece el sol sin ocaso.

Los discípulos consagraron esta hora subiendo al templo para orar. Es la hora dedicada al Espíritu Santo, don de Jesús resucitado, que infundió sobre sus Apóstoles en la mañana de Pascua y el día de Pentecostés. “Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: «Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras: No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es la hora tercia del día, sino que es lo que dijo el profeta: Sucederá en los últimos días, dice Dios: Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños.” (Act 2, 14-17)

Es la hora del trabajo, el momento en el que pasó el Señor y miró a los que estaban parados: “Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo." (Mt 3, 4).

El que cree no vive hora vacía, huérfana de la presencia divina, pero a su vez sabe apoyarse en la sacramentalidad que le ofrece cada hora en referencia a la vida de Jesús, el Maestro. Y a media mañana no sólo tiene el posible descanso para tomar el bocadillo, sino que cabe recordar la hora en que Jesús invitó a los suyos a almorzar, y envió sobre los Apóstoles el Espíritu Santo, como tregua y vaso de agua en la fatiga.

¿Vives así la jornada?
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