31 de diciembre de 2009

II Renovación de votos de Sor JULIA DÍAZ, religiosa teatina.

" El Señor os quiere siervas suyas
con una donación total..."
( M. Úrsula )



Queridas hermanas:

Con gran alegría hemos celebrado en nuestra Comunidad de Pinto (Madrid) la II Renovación de votos de nuestra hermana Julia. El pasado día 27 de diciembre, Fiesta de la Sagrada Familia, tuvimos la suerte de poder celebrar en nuestra casa una entrañable Eucaristía, en la cual Julia expresó su deseo de renovar por un año más su deseo de consagrarse al Señor.

Así comenzó la celebración:

(...) Nosotras somos familia de Dios. Una familia nacida del Espíritu y de la fidelidad de una mujer, Úrsula, empeñada en que los lazos que más fuertemente nos unieran fueran, por encima de todo, los del amor.

Y es en esta familia donde Julia va experimentando, paso a paso, que es posible la fraternidad, que es posible vivir el mandamiento del amor mutuo, y por tanto, la comunión trinitaria. Y es por ello que hoy se dispone a renovar su consagración al Señor apoyada en la fuerza renovadora y liberadora de la comunión.




Al final de la Eucaristía, Julia expresó esta acción de gracias :

Como Jesús, mis padres un día me llevaron al templo para que yo formara parte de la gran familia de Dios. Fue un momento especial, aunque yo no tengo conciencia de ello. Un tiempo más tarde, por obra del Espíritu Santo, fui yo quien me acerqué al templo para confirmar lo que habían hecho mis padres. Sin pensarlo, ese mismo día empecé un camino de búsqueda del Señor, un camino que me llevaría mucho más lejos de lo que yo hubiera imaginado en ese momento.



En este camino de búsqueda de Dios me he encontrado con muchas personas que han acrecentado mi fe, también cada una de ellas me han enseñado diferentes características de Jesús, diferentes formas de verlo, de sentirlo, de reconocerlo entre tanta gente, porque ellas hicieron crecer mi amor por ti.

Por eso hoy aquí Señor te doy gracias por cada una de esas personas que pusiste en mi camino:

- por esas personas que estuvieron y están afirmando este camino.
-por las que estuvieron y están animándome en la búsqueda.
-por aquellas que en el silencio han sabido aceptar mi decisión y no han puesto barreras en mi vida.
-por aquellas personas que se han alegrado conmigo.
-por todas aquellas personas con quienes he compartido aunque sea un minuto de mi vida, porque también a través de ellas me ha sabido hablar Dios.

Gracias por haberme mirado, por haberme llamado, porque creíste que podía ser algo más que una simple arcilla entre tus manos.

Desde nuestra Comunidad de Pinto, y especialmente desde el corazón de Julia, damos gracias a Dios por vuestras oraciones.

Un abrazo a todos y cada uno.



26 de diciembre de 2009

CIRCULAR DE NAVIDAD DE MADRE GENERAL

"La Navidad, queridas hermanas, viene hoy,
en este momento concreto,
con la invitación a recuperar al Dios presente entre nosotras
y para que, con renovada ilusión,
respondamos desde cada una a su mensaje de paz.
Esa paz que nace y se construye, día a día,
en lo cotidiano, en la donación,
en la armonía con nosotras mismas,
en el diálogo, en la escucha…
y que se solidifica en el amor. ..."

( Sor Francisca María Gil, Superiora General de las RR. Teatinas,
Carta de Navidad, Prot. Nº 29 / 09 )


Adjuntamos la CARTA DE MADRE GENERAL
con motivo de la NATIVIDAD DEL SEÑOR 2009.
Para descargarla hay que seguir
el mismo procedimiento que os hemos enviado por correo-e.
Gracias, Sor Victoria, por enviarnos los documentos.


CARTA DE MADRE GENERAL
EN ITALIANO

Circular Navidad2009 Italiano


CARTA DE MADRE GENERAL
EN ESPAÑOL

Carta de Navidad 2009español




CARTA DE MADRE GENERAL

EN PORTUGUÉS



Carta Navidad 2009PORTUGUES

25 de diciembre de 2009

Mensaje de Navidad: Benedicto XVI recuerda a los países del mundo que padecen dolorosas heridas de guerra y conflictos y a toda familia humana, marcada por la crisis económica y moral




Viernes, 25 dic (RV).- Benedicto XVI ha reafirmado hoy de nuevo, en la Solemnidad de la Navidad, su preocupación, y la de toda la Iglesia, por Tierra Santa, invitando a sus habitantes a abandonar la violencia y la venganza, por Honduras, donde es necesario retomar el camino institucional, y por toda Latinoamérica con un llamamiento al respeto de los derechos inalienables de cada persona y a su desarrollo integral.

En el tradicional mensaje de Navidad, Benedicto XVI ha tenido recuerdos especiales para muchos países del mundo que padecen dolorosas heridas de guerra y conflictos, y dirigiéndose a la toda familia humana, profundamente marcada por una grave crisis económica, pero también de carácter moral, ha ofrecido la sincera presencia de la Iglesia, cuya fuerza es el Niño de belén que hoy ha nacido. Porque “donde quiera que haya un nosotros que acoge el amor de Dios, allí resplandece la luz de Cristo, incluso en las situaciones más difíciles”. Como María, ha dicho el Papa, la Iglesia ofrece al Niño a cuantos lo buscan con corazón sincero, a los humildes de la tierra y a los afligidos, a las víctimas de la violencia, a todos los que desean ardientemente el bien de la paz.



El «nosotros» de la Iglesia vive donde nació Jesús, en Tierra Santa, para invitar a sus habitantes a que abandonen toda lógica de violencia y venganza, y se comprometan con renovado vigor y generosidad en el camino hacia una convivencia pacífica. El «nosotros» de la Iglesia está presente en los demás Países del Medio Oriente. ¿Cómo no pensar en la borrascosa situación en Irak y en el aquel pequeño rebaño de cristianos que vive en aquella Región. Sufre a veces violencias e injusticias, pero está siempre dispuesto a dar su propia contribución a la edificación de la convivencia civil, opuesta a la lógica del enfrentamiento y del rechazo de quien está al lado”.



Recuerdo especial del Papa también para Sri Lanka, península coreana y Filipinas, y sobre todo el apoyo para el continente africano, donde “la Iglesia no deja de elevar su voz a Dios para implorar el fin de todo abuso en la República Democrática del Congo; invita a los ciudadanos de Guinea y del Níger al respeto de los derechos de toda persona y al diálogo; pide a los de Madagascar que superen las divisiones internas y se acojan mutuamente; recuerda a todos que están llamados a la esperanza, a pesar de los dramas, las pruebas y las dificultades que los siguen afligiendo



“En Europa y en América septentrional, el «nosotros» de la Iglesia impulsa a superar la mentalidad egoísta y tecnicista, a promover el bien común y a respetar a los más débiles, comenzando por los que aún no han nacido. En Honduras, ayuda a retomar el camino institucional; en toda Latinoamérica, el «nosotros» de la Iglesia es factor de identidad, plenitud de verdad y caridad que no puede ser reemplazado por ninguna ideología, un llamamiento al respeto de los derechos inalienables de cada persona y a su desarrollo integral, anuncio de justicia y hermandad, fuente de unidad”.

El Papa ha asegurado la solidaridad de la Iglesia con los afectados por las calamidades naturales y por la pobreza, también en las sociedades opulentas. “Ante el éxodo de quienes emigran de su tierra y a causa del hambre, la intolerancia o el deterioro ambiental se ven forzados a marchar lejos, - ha subrayado el Santo padre- la Iglesia es una presencia que llama a la acogida”.

“La Verdad, como el Amor, que ella contiene, se enciende allí donde la luz es acogida, difundiéndose después en círculos concéntricos, casi por contacto, en los corazones y en las mentes de los que, abriéndose libremente a su resplandor, se convierten a su vez en fuentes de luz. Es la historia de la Iglesia que comienza su camino en la gruta pobre de Belén, y a través de los siglos se convierte en Pueblo y fuente de luz para la humanidad. También hoy, por medio de quienes van al encuentro del Niño Jesús, Dios sigue encendiendo fuegos en la noche del mundo, para llamar a los hombres a que reconozcan en Él el «signo» de su presencia salvadora y liberadora, extendiendo el «nosotros» de los creyentes en Cristo a toda la humanidad”.



Tras el mensaje Benedicto XVI felicitó las navidades en 65 lenguas e impartió la bendición Urbi et Orbi. Escuchemos la felicitación del Santo Padre en español.






MENSAJE COMPLETO



Queridos hermanos y hermanas de Roma y del mundo entero,
y a todos vosotros, hombres y mujeres a quien Dios ama

«Lux fulgebit hodie super nos,

quia natus est nobis Dominus.

Hoy brillará una luz sobre nosotros,

porque nos ha nacido el Señor»

(Misal Romano, Natividad del Señor,
Misa de la aurora, Antífona de entrada).

La liturgia de la Misa de la aurora nos ha recordado que la noche ya pasó, el día está avanzado; la luz que proviene de la gruta de Belén resplandece sobre nosotros.

Pero la Biblia y la Liturgia no nos hablan de la luz natural, sino de una luz diferente, especial, de algún modo proyectada y orientada hacia un «nosotros», el mismo «nosotros» por el que el Niño de Belén «ha nacido». Este «nosotros» es la Iglesia, la gran familia universal de los creyentes en Cristo, que han aguardado con esperanza el nuevo nacimiento del Salvador, y hoy celebran en el misterio la perenne actualidad de este acontecimiento.

Al principio, en torno al pesebre de Belén, ese «nosotros» era casi invisible a los ojos de los hombres. Como nos dice el Evangelio de san Lucas, incluía, además de a María y José, a unos pocos sencillos pastores, que llegaron a la gruta avisados por los Ángeles. La luz de la primera Navidad fue como un fuego encendido en la noche. Todo alrededor estaba oscuro, mientras en la gruta resplandecía la luz verdadera «que alumbra a todo hombre» (Jn 1,9). Y, no obstante, todo sucede con sencillez y en lo escondido, según el estilo con el que Dios actúa en toda la historia de la salvación. Dios quiere ir poniendo focos de luz concretos, para dar luego claridad hasta el horizonte. La Verdad, como el Amor, que ella contiene, se enciende allí donde la luz es acogida, difundiéndose después en círculos concéntricos, casi por contacto, en los corazones y en las mentes de los que, abriéndose libremente a su resplandor, se convierten a su vez en fuentes de luz. Es la historia de la Iglesia que comienza su camino en la gruta pobre de Belén, y a través de los siglos se convierte en Pueblo y fuente de luz para la humanidad. También hoy, por medio de quienes van al encuentro del Niño Jesús, Dios sigue encendiendo fuegos en la noche del mundo, para llamar a los hombres a que reconozcan en Él el «signo» de su presencia salvadora y liberadora, extendiendo el «nosotros» de los creyentes en Cristo a toda la humanidad.



Dondequiera que haya un «nosotros» que acoge el amor de Dios, allí resplandece la luz de Cristo, incluso en las situaciones más difíciles. La Iglesia, como la Virgen María, ofrece al mundo a Jesús, el Hijo que ella misma ha recibido como un don, y que ha venido para liberar al hombre de la esclavitud del pecado. Como María, la Iglesia no tiene miedo, porque aquel Niño es su fuerza. Pero no se lo guarda para sí: lo ofrece a cuantos lo buscan con corazón sincero, a los humildes de la tierra y a los afligidos, a las víctimas de la violencia, a todos los que desean ardientemente el bien de la paz. También hoy, dirigiéndose a la familia humana profundamente marcada por una grave crisis económica, pero antes de nada de carácter moral, y por las dolorosas heridas de guerras y conflictos, la Iglesia repite con los pastores, queriendo compartir y ser fiel al hombre: «Vamos derechos a Belén» (Lc 2,15), allí encontraremos nuestra esperanza.

El «nosotros» de la Iglesia vive donde nació Jesús, en Tierra Santa, para invitar a sus habitantes a que abandonen toda lógica de violencia y venganza, y se comprometan con renovado vigor y generosidad en el camino hacia una convivencia pacífica. El «nosotros» de la Iglesia está presente en los demás Países del Medio Oriente. ¿Cómo no pensar en la borrascosa situación en Irak y en el aquel pequeño rebaño de cristianos que vive en aquella Región. Sufre a veces violencias e injusticias, pero está siempre dispuesto a dar su propia contribución a la edificación de la convivencia civil, opuesta a la lógica del enfrentamiento y del rechazo de quien está al lado. El «nosotros» de la Iglesia está activo en Sri Lanka, en la Península coreana y en Filipinas, como también en otras tierras asiáticas, como fermento de reconciliación y de paz. En el continente africano, no cesa de elevar su voz a Dios para implorar el fin de todo abuso en la República Democrática del Congo; invita a los ciudadanos de Guinea y del Níger al respeto de los derechos de toda persona y al diálogo; pide a los de Madagascar que superen las divisiones internas y se acojan mutuamente; recuerda a todos que están llamados a la esperanza, a pesar de los dramas, las pruebas y las dificultades que los siguen afligiendo. En Europa y en América septentrional, el «nosotros» de la Iglesia impulsa a superar la mentalidad egoísta y tecnicista, a promover el bien común y a respetar a los más débiles, comenzando por los que aún no han nacido. En Honduras, ayuda a retomar el camino institucional; en toda Latinoamérica, el «nosotros» de la Iglesia es factor de identidad, plenitud de verdad y caridad que no puede ser reemplazado por ninguna ideología, un llamamiento al respeto de los derechos inalienables de cada persona y a su desarrollo integral, anuncio de justicia y hermandad, fuente de unidad.

Fiel al mandato de su Fundador, la Iglesia es solidaria con los afectados por las calamidades naturales y por la pobreza, también en las sociedades opulentas. Ante el éxodo de quienes emigran de su tierra y a causa del hambre, la intolerancia o el deterioro ambiental se ven forzados a marchar lejos, la Iglesia es una presencia que llama a la acogida. En una palabra, la Iglesia anuncia por doquier el Evangelio de Cristo, no obstante las persecuciones, las discriminaciones, los ataques y la indiferencia, a veces hostil, que más bien le permiten compartir la suerte de su Maestro y Señor.


Queridos hermanos y hermanas, qué gran don es formar parte de una comunión que es para todos. Es la comunión de la Santísima Trinidad, de cuyo corazón ha descendido al mundo el Enmanuel, Jesús, Dios-con-nosotros. Como los pastores de Belén, contemplemos embargados de maravilla y gratitud este misterio de amor y luz. Feliz Navidad a todos.



SS. Benedicto XVI

24 de diciembre de 2009

Nuestro deseo de PAZ





Que la Alegría de esta Noche Santa
anide en el corazón de nuestras comunidades y familias
y sea para el mundo
signo claro de la Presencia del “ Dios con nosotros “
Un fuerte abrazo y nuestro cariño fraterno

Comisión Internacional de Divulgación

18 de diciembre de 2009

Competencia Navideña

Competencia Navideña
Dolores Aleixandre (*)


Competencia es una palabra de moda y el último grito en el lenguaje educativo. La definen como: “la capacidad de responder a demandas complejas” y la traigo a colación porque cada vez me convenzo más de que nos lo jugamos todo en la “competencia básica” de irnos pareciendo algo a ese Dios de quien, si algo sabemos, es de su poderosa corriente de aproximación y cercanía. Esa que nos alcanza en Jesús y nos hace felicitarnos en Navidad porque Él nos contacta y nos roza, conecta con nosotros, se nos pega, se inscribe en nuestro censo como uno de tantos, se apellida “Hijo del hombre” en su DNI, se mezcla con nuestros sudores, olores y lágrimas, con nuestra saliva, barro, sangre y sueños.



Se presentó en sociedad expuesto e indefenso sobre un pesebre, sin protección de tapias, alambradas o alarmas, y por eso pudieron acercársele aquellos pastores que apestaban a cabra y a humo sin que se lo impidieran carteles como los que hoy los detendrían: “Propiedad privada”,” Recinto sagrado”, “Prohibido el paso”, “Perro peligroso”, “Avisamos grúa”.


Ser cristiano consistiría en tratar de coincidir con Dios en ese “instinto básico” de simpatía incondicional ante todo lo humano: “Ha aparecido la bondad de nuestro Dios y su filantropía… no por méritos nuestros sino por sola su misericordia.” (Ti 3,4). La filantropía evoca una predisposición “por defecto” de estar a favor de cualquier persona, más allá de sus desvaríos, aciertos, descalabros, heroísmos o mezquindades, con esa mirada de infinito respeto y reverencia que comunican por ejemplo las fotos de Sebastiao Salgado o Gervasio Sánchez .


Doy vueltas a todo esto desde una parada de autobús, y me sobresalta de pronto darme cuenta de que estoy emparedada entre dos anuncios: CK a mi derecha y D&G a mi izquierda. Al mirarlos, se me frena en seco la “simpatía incondicional” y me invaden sentimientos de extrañeza, distancia y “ajenidad”, algo que los antiguos llamaban xenosía (de xenos, extranjero). Miro a sus modelos en posturas inverosímiles, poseíd@s de su belleza, adust@s y hermétic@s, haciendo visible la infelicidad y la estupidez del mundo que representan, ése que, encerrado en su burbuja, se cree el culmen de la civilización mientras impera en él la barbarie de la indiferencia ante lo ajeno. Y me encuentro de pronto presa de la xenosía en vez de la filantropía y escapando de las noticias que me lo recuerdan: huyo para no enterarme de los sueldos de futbolistas y banqueros, de las sobornías y corrupcionosis de los políticos, de la alta cosmética, de los vampiros y los góticos, de la “Trilogía de culto”, de los avatares afectivos de la duquesa de Alba, de las pantallas de plasma, la nouvelle cuisine y la pasarela Cibeles. Y de vivir todo eso bajo las guirnaldas de las calles que alumbran a miles de ciudadanos en paro que ya no pueden pagar la factura de la luz.


Intuyo que voy por mal camino y me agarro como a un salvavidas a la escena del nacimiento, a ver si descubro el secreto de reunir lo aparentemente inconciliable: luz y noche, gloria e intemperie, ángeles y pastores, cielo y tierra, himnos y silencio, Mesías y pañales. Miro a los curritos de siempre desplazándose a merced de un gobernante (¿con túnica a medida regalada como pago de algo?), y al posadero colgando el “Completo” en su puerta, lo mismo que nosotros en nuestras fronteras. Y en medio de todo eso, el anuncio asombroso de que Dios está de nuestra parte, le caemos divinamente, está encantado ser vecino nuestro y da por supuesta nuestra capacidad de cambiar. Y pienso ahora que la verdadera “competencia navideña” es la que nos capacita para vivir a la vez la filantropía y la xenosía, el embeleso y la indignación, la canción y la crítica, el realismo y la esperanza.

Y como nos resulta tan difícil de adquirir, el Evangelio nos señala a la mujer que, en medio de la noche, daba vueltas en su corazón a lo que estaba pasando, reunía lo disperso y concertaba lo discordante (Lc 2,19).


Santa María, Experta en Competencia Navideña, ruega por nosotros.


(*) Publicado en ALANDAR

MARÍA DE LA ESPERANZA....

" Todo el bien que poseemos nos llega a través de María "
( M. Úrsula Benincasa )



Viernes de la Tercera Semana de Adviento...

Este día, según el calendario mozárabe, se celebra la gran fiesta en honor de la Virgen en estado de buena esperanza, la llamada Virgen de la “O”, título que recibe por las antífonas que se cantan en el rezo de Vísperas, hasta Navidad.


Es posible, desde la lectura del Evangelio que hoy se proclama, reflexionar sobre los momentos difíciles que pudieron transcurrir entre José y María, y que se resolvieron en el máximo respeto mutuo, en el obsequio de la fe recíproca.

El tronco de Jesé florecido, el vástago legítimo que salvará a Judá tiene su cumplimiento en Nazaret, en la casa del artesano José, esposo de una joven nazarena, que se llamaba María.

En la iconografía josefina, al esposo de María, se le representa con vara florecida, atributo de bendición, y en memoria de la profecía de Jeremías.

El gesto emblemático del carpintero, de llevarse a casa a su mujer, nos muestra la actitud adecuada para estos próximos días. Cada uno puede, de manera especial, hacer un lugar para las benditas personas de María y José, a la espera del nacimiento del Hijo de Dios.

Con frecuencia, cuando pasamos por situaciones difíciles, sentimos la tentación de pensar que estamos abandonados de la mano de Dios. Al ver a la mujer más amada por Dios, y a José, su esposo, con el sufrimiento de la duda, deberemos sentir alivio, al comprender que la prueba no significa desamor.

En momentos de intemperie, a la vista del comportamiento de María y de José, el silencio, la escucha interior, la paciencia y la espera confiada, son recomendaciones sabias.



En las pruebas,
¿dudas del amor de Dios?
¿Eres ligero en tus juicios?
¿Has descubierto la sabiduría del silencio?

Que María, Madre de la Esperanza
nos abra el corazón
a los misterios del Señor que viene.

por Ángel Moreno de Buenafuente



17 de diciembre de 2009






15 de diciembre de 2009

RETIRO DE ADVIENTO

Compartimos este material
para un RETIRO o JORNADA DE ORACIÓN
en este tiempo de ADVIENTO





Para acceder, simplemente haz clic sobre el título
RETIRO DE ADVIENTO - NAVIDAD

13 de diciembre de 2009

¡¡¡GAUDETE!!!

" Quiero que estéis alegres en el servicio de Dios
y que lo hagáis con gusto..."
( Ven. Úrsula Benincasa )



DOMINGO 3º DE ADVIENTO (C)

(Sof 3,14-18) Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo...
(Flp 4,4-7) Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
(Lc 3,10-18) ¿Qué tenemos que hacer? Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.



INTRODUCCIÓN.- La primera palabra de la liturgia de este domingo, la antífona de entrada tomada de la segunda lectura, es una invitación a la alegría. Claro que esa alegría no se debe a que llega el turrón y los regalos, sino a que Dios es Emmanuel. Esa alegría, en el AT, está basada siempre en la salvación que va a llegar. Hoy estamos en condiciones de dar un paso más y descubrir que la salvación ha llegado ya porque Dios ya ha llegado, y con su venida a cada uno de nosotros, nos ha comunicado todo lo que el mismo es. No tenemos que estar alegres porque Dios está cerca, sino porque Dios está ya en nosotros.
La alegría es como el agua de una fuente, la vemos sólo cuando aparece en la superficie, pero antes ha recorrido un largo camino que nadie puede conocer, a través de las entrañas de la tierra. Como decíamos el domingo pasado de la paz, la alegría no es un objetivo a conseguir directamente. Es más bien la consecuencia de un estado de ánimo que se alcanza después de un proceso. Ese proceso empieza por el conocimiento, es decir una toma de conciencia de mi verdadero ser. Si descubro que Dios forma parte de mi ser, encontraré la absoluta seguridad dentro de mí. Las realidades que vienen de fuera, se presentarán como secundarias, frente a la realidad divina presente en lo hondo de mi ser.

CONTEXTO.- El evangelio continúa con la predicación de Juan Bautista. Hoy podemos ver mejor las coincidencias y las diferencias con Jesús. La conclusión a la que llega ambos, es la misma: preocuparse por los demás según la situación de cada uno. La motivación cambia radicalmente. Según Juan, hay que hacer todo eso para escapar del juicio de Dios. Para Jesús, hay que obrar así porque debemos responder a Dios que es amor y nos trata con total generosidad. Reconocer lo que Dios es para nosotros, nos obliga a ser como Él

EXPLICACIÓN.- ¿Qué tenemos que hacer? La pregunta es una prueba de la sinceridad de los que se acercan a Juan. Con cuatro pinceladas marca Juan la necesidad de cambiar la manera de pensar y de actuar. Tres versículos antes, llama ‘raza de víboras’ a los que cumplían escrupulosamente con los ritos y las leyes, pero se olvidaban completamente de los demás. Como Jesús, Juan no quiere saber nada de lo que se cocina en el templo ni del cumplimiento minucioso de las normas legales. La religiosidad que no llega a los demás no es la religiosidad que Dios quiere. En esto coincide totalmente con Jesús.
El Bautista, desde la perspectiva de una religiosidad judía, pide a los que le escuchan una determinada conducta moral para escapar al castigo de Dios. Esa conducta no se refiere al cumplimiento de normas legales, como hacían los fariseos, (esto es ya un avance sobre la religiosidad oficial) sino a manifestar la preocupación por los demás. En ningún caso hace alusión a la religión, lo que pide a todos es mejorar la convivencia humana.
El evangelio de Jesús propone una motivación distinta. El objetivo no es escapar a la ira de Dios sino imitarle en actitud de entrega. Jesús nos invita a descubrir el amor que es Dios dentro de nosotros y en consecuencia, dedicarnos a obrar conforme a las exigencias de esa presencia. Para el Bautista, la aceptación de Dios depende de lo que nosotros hagamos. El evangelio nos dice que la aceptación por parte de Dios es el punto de partida, no la meta. Seguir esperando la salvación de Dios, es la mejor prueba de que no la hemos descubierto dentro y seguimos anhelando que nos llegue de fuera.
El poblado estaba en expectación. Una bonita manera de indicar una actitud de espera que les saque de su situación angustiosa. Todos esperaban al ansiado Mesías y la pregunta que se hacen tiene pleno sentido. ¿No será Juan el Mesías? Muchos así lo creyeron, no solo cuando predicaba, sino también mucho después de su muerte. La explicación que da a continuación (yo no soy el Mesías) no es más que el reflejo de la preocupación de los evangelistas por poner al Bautista en su sitio; es decir, detrás de Jesús. Para ellos no hay discusión posible. Jesús es el Mesías. Juan es solo el precursor.




APLICACIÓN.- La seguridad de tener a Dios en mí, no depende de mi perfección. Es anterior a mi propia existencia y depende sólo de Él. El no tener esto claro nos hunde en la angustia y terminamos creyendo que sólo pueden ser felices los perfectos, porque sólo ellos tienen asegurado el amor de Dios. Con esta actitud estamos haciendo un dios a nuestra imagen y semejanza; estamos proyectando sobre Dios nuestra manera de proceder y nos alejamos de las enseñanzas del evangelio que nos dice exactamente lo contrario.
Dios no forma parte de mi ser para ponerse al servicio de mi contingencia, sino para arrastrar todo lo que soy, a la trascendencia. La vida espiritual no puede consistir en poner el poder de Dios de parte de nuestro falso ser, sino en dejarnos invadir por el ser de Dios y que él nos arrastre hacia el absoluto. La dinámica de nuestra religiosidad actual es absurda. Estamos dispuestos a hacer todos los “sacrificios” y “renuncias” que un falso dios nos exige, con tal de que después cumpla él los deseos de nuestro falso yo.
La verdad es que no hemos aceptado la encarnación ni en Jesús ni en nosotros. No nos interesa para nada el “Emmanuel” (Dios-con-nosotros), sino que Jesús sea Dios y que él, con su poder, potencie nuestro ego. Lo que nos dice la encarnación es que no hay nada que cambiar, Dios está ya en mí y esa realidad es lo más grande que puedo esperar. Si cambiara algo, tendría que ser necesariamente a peor; porque Dios nos ha dado ya lo mejor. Ésta tenía que ser la causa de nuestra alegría. Lo tengo ya todo. No tengo que alcanzar nada. No tengo que cambiar nada de mi verdadero ser. Tengo que descubrirlo y vivirlo. Mi falso ser se iría desvaneciendo y mi manera de actuar cambiaría. En Jesús lo hemos visto claro. Debemos descubrirlo también en nosotros.
Estamos engañados cuando esperamos encontrar la salvación en la satisfacción de deseos referidos a nuestro falso ser. Satisfacer las exigencias de los sentidos, los apetitos, las pasiones nos proporcionará placer, pero eso nada tiene que ver con la felicidad. En cuanto deje de dar al cuerpo lo que me pide, responderá con dolor y nos hundirá en la miseria. Removemos Roma con Santiago para que Dios no tenga más remedio que darnos la salvación que le pedimos. Muchos, en nombre de la religión, han puesto precio a esa salvación: si haces esto y dejas de hacer lo otro, tienes asegurada la salvación que deseas. Pensemos en una salvación material para el más acá o en una salvación para potenciar mi “ego” en el más allá, nos estamos engañando y estamos intentando lo imposible.
El reconocimiento de Dios, del que hablamos, no es racional ni discursivo, sino vivencial y de experiencia. Ésta es la mayor dificultad que encontramos en nuestro camino hacia la plenitud. Nuestra estructura mental cartesiana, no nos permite valorar otros modos de conocimiento. Estamos aprisionados en la racionalidad que se ha alzado con el santo y la limosna, y nos impide llegar al verdadero conocimiento de nosotros mismos. Así permanecemos engañados creyendo que somos lo que no somos. Pidiendo incluso a Dios, que potencie nuestro falso ser, porque creemos que ahí está nuestra salvación.
La alegría de la que habla la liturgia de hoy, no tiene nada que ver con la ausencia de problemas o con el placer que me puede dar la satisfacción de los sentidos. La alegría no es lo contrario al dolor o al sufrimiento. Las bienaventuranzas lo dejan muy claro. Si fundamento mi alegría en que todo me salga a pedir de boca, estoy entrando en un callejón sin salida. Mi parte caduca y contingente termina fallando siempre. Si me empeño en apoyarme en esa parte de mi ser, el fracaso está asegurado. Cuando el dolor produce tristeza es que no lo estamos asumiendo desde la perspecti¬va de Jesús.
La respuesta que debemos dar hoy a la pregunta: ¿qué debemos hacer?, es muy simple: Compartir. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Tengo que adivinarlo yo. Ni siquiera la respuesta de Juan nos puede tranquilizar, pues en la realización de una serie de obras puede entrar en juego la programación y entonces nos tranquilizará solo en parte. No se trata de hacer esto o dejar de hacer lo otro, sino de fortalecer una actitud que me lleve en cada momento a responder a la necesidad concreta del otro que me necesita. Se trata de que desde el centro de mi ser, que es lo verdaderamente humano, fluya humanidad en todas las direcciones. Que todo mi ser se mueva desde la perspectiva del amor.
La salvación, hoy como ayer, consiste en un convencimiento vivencial de lo que significa ser humano. No alcanzaré mayor grado de humanidad por ponerme nuevos capisayos (obras buenas, oraciones…), sino por dejar que fluya, desde dentro, mi verdadero ser. No tengo que entrar en la dinámica de una programación para llegar a ser. Tengo que descubrir lo que soy para actuar como lo que realmente soy. Sólo sacando fuera lo que tengo dentro iré alcanzando paso a paso, mayores cotas de humanidad. Lo que hago tiene que ser una exigencia de lo que soy. El obrar sigue al ser, no al revés.





Meditación-contemplación

¿Puedes imaginarte a un Dios triste?
Sería un triste dios.
Si Dios es la alegría y está dentro de ti, ¿por qué estás triste?
Muy sencillo: Estás fuera de ti.
Si te afecta más lo que viene de fuera que lo que tienes dentro,
es que das más importancia a lo accidental que a lo esencial.
......................


Cambia la perspectiva.
No mires lo de dentro, desde lo de fuera.
Mira todo lo que te viene de fuera desde tu verdadero ser.
Nada ni nadie podrá arrebatarte la paz y la alegría.
.......................


Esa alegría que surge de dentro
Será como una llama que no puede extinguirse.
No sólo te calentará a ti, sino que dará luz a los demás.
Tu vida será, desde ahora, distinta.

P.Marcos Rodriguez OP






12 de diciembre de 2009

En el año sacerdotal....

compartimos este simpático video...


4 de diciembre de 2009

VIGILIA DE LA INMACULADA 2009

FELICIDADES
A TODAS LAS COMUNIDADES TEATINAS
DISPERSAS POR EL MUNDO
NOS UNIMOS EN LA PLEGARIA PARA CELEBRAR
LA FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN.
¡UN FUERTE ABRAZO Y NUESTRA ORACIÓN AGRADECIDA!

La Comisión Internacional de Divulgación
Teatinas- Vigilia de La Inmaculada a2009

VIGILIA DE LA INMACULADA




Queridas hermanas:

Como todos los años, a partir de esta tarde
estarán disponibles los materiales
para la celebración
de una VIGILIA DE LA INMACULADA 
en nuestras comunidades.

Para descargarlos, simplemente hay que seguir 
los pasos que os enviaremos por correo-e.
De igual modo, tenéis a vuestra disposición
en la columna derecha,
varios modelos de postales alusivas
para compartir.



Un fuerte abrazo

La Comisión Internacional de Divulgación 

3 de diciembre de 2009

LOAS A SANTA MARÍA

" Hermosa sois,
oh Madre Inmaculada..."




LOAS A SANTA MARÍA

 

No tengo que avisaros del amor a la Virgen
¿ Qué sería del mundo si Ella no hubiese dicho
que sí ? Sabed, muchachas,
que esperaba el arcángel.
Esperaban las tiendas de Abraham en lo oscuro.
Las esclavas morenas al mirar el desierto.
Al pasarse las manos por sus pechos inútiles
aguardaba la estéril.


Y hasta las mismas ánforas
sobre la cantarera del portal contenían
su respiro. ¡ Que diga cuanto antes que sí !

Debemos a María todo cuanto tenemos,
pues dijo sí.

Es hermosa desde entonces la tierra.
Oíd cómo se escuchan, cuál una letanía
el arroyo y el pájaro.
Las ramas de los árboles.
El temblor de los pies que hacia el altar dirigen,
las transparentes sendas de los atardeceres
cuando los sacerdotes exponen el Santísimo.
Las diminutas rosas.
La yerba en los campos a germinar empieza
O el nombre del esposo que repasan las madres
junto al fogón...




Debemos a María la gracia.
Le debemos la risa, los padrenuestros, todo
cuanto al Señor, su Hijo, concede a manos llenas.


Oh, alabadas mis hijas,
todas las devociones que pronuncian el nombre
sonoro y melodioso de María.
Aguardaban
sobre el mar las rasantes gaviotas. Y el cielo
como el escapulario- ¡ más azul todavía ¡-
Elevaba sus preces. Contenía el milagro
de la emoción. Y Úrsula
de nuevo se extraviaba en las manos de Dios.


No tengo que deciros del amor a la Virgen,
pues la queréis vosotras como Madre. Sin Ella
qué fuera del requiebro que por primera vez
dijo Adán. Y la tarde, como un junco en el río,
se cimbreó admirada en los ojos de Eva.

Dios te salve, María. Dios te salve, Jazmín.
Inmaculado arroyo que entre estrellas te viertes.




Ay, si María, hijas, nos dejase de lado.
Si Ella no nos tomara de la mano, qué huérfano
el corazón, qué oscura la mirada, qué frío
por los largos pasillos del convento.


Tened
en la celda un retrato de la Virgen Santísima.
Dios te salve, oh, La Lumbre donde nos calentamos.
cuando comulguéis no se os olvide ninguna
de recordarla.


Era la Procesión del Corpus.
Era igual que un Sagrario que camina, que sube
la escalera de casa. Mira la lluvia, mira
como espeja la vida el prodigio y los signos
sacramentales. Era la mujer requerida.

Confiadle el cuidado de disponer el orden
que se requiere siempre que se va a comulgar.

Dios te salve, oh, tú, Espejo para poder mirarnos.

Hacedle fiesta, hijas.
Engalanad la iglesia con las mejores galas que tengáis. El altar
que reluzca y que reluzca como el amanecer.


Como las madrugadas de sus ojos tempranos.
Sus ojos que nos guían por el camino. Bellos
más que los campaniles de los templos de Nápoles.

María Inmaculada. Dios te salve. A tu lado
la vida ceremonia un milagro de peces
y de panes. Los cestos se multiplican solos.

Oh, mis monjas teatinas, distribuid unánimes
el reparto y el gozo del milagro. Cortad
- como en el refectorio con cuidado y fervor
cuando es fiesta se hace - todo el pan que es preciso
para que coman todos.


Dios te salve, María.
María Inmaculada sea nuestra advocación.

Y mientras iba Úrsula aconsejando así,
alargaban las monjas sus letanías:


Ruega
por las muchachas tristes que lloran en los parques.
Por los niños que nunca nacerán todavía.
Por los que no se atreven a vover hasta Casa.
En el cielo hay más fiesta por un solo pecador
que se arrepiente.


Ruega
por el cura que llora en el confesionario
por las adolescentes en busca de sus padres.
por nuestro hermano el Papa que preside la Iglesia
en caridad.


Lavaos unos a otros los pies.
Repartíos el cáliz y el purificador
para la misa.

Hijas, alargad más el corro.
Deseo que mis monjas se distingan en esto.
Que se parezcan siempre a María Santísima.
Dios te salve, Azucena. Dios te salve, Esperanza.


Oh, María, mujer
que abrevas en tus manos estrellas y palomas.

( Valentín Arteaga, C.R.)



El poema pertenece al libro
" RESPLANDOR PARA UNA ÉXTASIS "
 de Valentín Arteaga,C.R.
Las imágenes de este post
están tomadas de la obra de
Sor María Cristina Buendía, Dominica
del Convento de la Consolación
de Xátiva ( Valencia )


Si vas a utilizar el poema o las imágenes,
te pedimos, por favor,
cites a los autores
y respetes la obra de los artistas, 
adjuntando un enlace a su sitio web.


Para ver la obra completa de Sor Cristina
y descargar sus pinturas,
haz clic aquí 

1 de diciembre de 2009

Esperando con María Inmaculada

Mientras nos preparamos a celebrar
la FIESTA DE NUESTRA MADRE
MARIA INMACULADA
os dejamos este material para compartir.

" Estamos al servicio de María,
sea, pues, SANTA nuestra vida..."
( M.Úrsula )




28 de noviembre de 2009

ADVIENTO 2009

Reflexión para el
Primer Domingo de Adviento 2009
-CICLO C-

" Se acerca vuestra liberación "

Gracias, María Isabel Ríos Monje, por compartir este material.
FELIZ Y FECUNDO ADVIENTO PARA TODOS....

Reflexión para el 1º DOMINGO DE ADVIENTO- CICLO C

25 de noviembre de 2009

Materiales para compartir

Ponencia pronunciada por
Darío Mollá, S.J. en el Arciprestazgo Torrent (Valencia)

el pasado 13 Octubre 2009

LA ESPIRITUALIDAD EN LA CRISIS



Quizá haya personas que se sorprendan por el título de esta reflexión. Creo que eso sólo puede suceder si se concibe la vida espiritual o la espiritualidad como algo que no tiene que ver con la vida cotidiana. O si se reduce la vida espiritual a la vida que llamamos “interior” o a la vida “de piedad”: éstos son aspectos de la vida espiritual, pero ésta es mucho más amplia… La vida espiritual cristiana es la totalidad de la vida cotidiana, en la plenitud y variedad de sus dimensiones, vivida y animada por el Espíritu de Jesús.



La espiritualidad nos habla de las actitudes, el talante, el modo de estar y situarnos en la vida… y, obviamente, algo tan grave como la crisis económica actual está llamado a interpelar, cuestionar y, seguramente, modificar ese modo nuestro de percibir, situarnos y actuar en la vida. Por lo que la crisis nos afecta a cada uno de nosotros, en lo personal o en lo familiar, y por lo que, por mínima solidaridad humana, nos afecta la situación y las dificultades de muchísimas personas, en ocasiones muy próximas a nuestra vida.



Así ha sucedido y sucede, en la historia y en la actualidad, con otros fenómenos sociales, políticos y/o culturales que han afectado a la espiritualidad cristiana, incluso dando origen a “espiritualidades nuevas”. Pensemos, por ejemplo, en el impacto del nazismo de mitad del siglo XX y la revolución espiritual que eso supuso para muchas personas como Dietrich Bonhoeffer, María Skobtsov o Etty Hillesum… por citar sólo algunos nombres; la explotación obrera también en el siglo XX y la espiritualidad del movimiento de la Misión Obrera en Europa y de personas como Egide van Broeckhoven; la conciencia de la situación de empobrecimiento masivo en América y las espiritualidades de la liberación; la convivencia con las grandes religiones asiáticas y la espiritualidad del diálogo interreligioso…



Voy a hablar, pues, de cómo la crisis económica que estamos padeciendo afecta a nuestra espiritualidad cristiana, cómo la golpea, cómo la interpela o cuestiona y qué preguntas y llamadas le hace, cómo puede llegar a cambiarla… Me sitúo esta tarde en el plano de las personas individuales y de las actitudes, talante, tomas de postura de los individuos; no en el plano de lo colectivo. Tampoco me sitúo en el ámbito de la acción o acciones concretas a llevar a la práctica, sino en el previo a ellas. Ambas dimensiones, la colectiva y la de la acción serán abordadas en las conferencias de mañana y pasado. Ni que decir tiene que doy por supuesto que la crisis económica nos invita al ejercicio más pleno, más purificado y más creativo de la solidaridad.

Haré mi planteamiento en forma de cuatro propuestas para nuestra espiritualidad.

Si quieres leer el artículo completo y descargarlo en PDF haz clic AQUÍ

Música para orar y compartir...


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